Como padre que soy, veo con preocupación el futuro que estamos construyendo para nuestros hijos… y es que han cambiado mucho aquellos tiempos en los que nuestro papel se limitaba a animar que nuestros hijos estudiaran y sacaran buenas notas, y con eso conseguirían un trabajo… pero ¿Y si pudiéramos inculcar una actitud emprendedora en los niños?
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE ESA ACTITUD EMPRENDEDORA EN LOS NIÑOS?
Los tiempos han cambiado, y ese papel que como padres debíamos adoptar también lo ha hecho. Gran parte de los jóvenes que empiezan sus carreras universitarias ahora terminarán trabajando en puestos que no existían al empezar sus estudios… pero ese no es el único futuro. Aunque pensemos que es una cuestión fuera de nuestro alcance, la realidad es que podemos trabajar para que nuestros hijos también tengan la posibilidad de crear sus propios trabajos, de levantar negocios y ser ellos los que den empleo a otras personas.
El problema es que muchos de nosotros, que sufrimos la habitual educación tradicional, no sabemos cómo ayudarles a desatar su potencial, cualquiera que éste sea. Porque no se trata de adoptar posiciones integristas y obligar a que nuestros hijos emprendan. Se trata de que les ayudemos a desarrollar todas sus capacidades, y en definitiva, darle herramientas para que construyan su futuro.
Sin embargo nos hemos acostumbrado a delegar este papel, y a quejarnos de que no se les enseña emprendimiento en la escuela o en la universidad… cuando la autentica base de una educación emprendedora la tienen en su propia casa. En muchos casos, llevados por la mejor de las intenciones, somos nosotros mismos el principal obstáculo para que desarrollen su talento… porque no nos equivoquemos, como dice Hugh McLeod:
Todos el mundo nace creativo. A todos nos dan una caja de lápices de colores en la guardería
¿Qué pasa después? Lo que pasa es una mezcla entre el sistema educativo y nosotros, queenseñamos a los niños a seguir el mismo patrón, a buscar los mismos resultados, y en definitiva, a crear eficientes clones… sin valorar lo especial y único que hay dentro de cada niño. No se trata sólo de creatividad, muchas de las habilidades necesarias para triunfar como emprendedor las traen de serie.
Sin embargo, el principal escollo es la educación que hemos heredado: una educación que se focaliza sólo en mejorar los puntos en los que el niño está por debajo de la media, y no enpotenciar lo que hay de genial en él, lo que conduce a la frustración y a la mediocridad…por que no olvidemos lo que decía Einstein:
Este es uno de los puntos clave, ya que debemos ser conscientes que existen distintos tipos de inteligencia tal como explicaba Howard Gardner, y que requieren actitudes, estímulos y desafíos formativos completamente diferentes:
- Inteligencia lingüística
- Inteligencia lógica-matemática
- Inteligencia espacial
- Inteligencia musical
- Inteligencia corporal cinestésica
- Inteligencia intrapersonal
- Inteligencia interpersonal
- Inteligencia naturalista
¿QUÉ DEBEMOS TENER EN CUENTA PARA UNA EDUCACIÓN EMPRENDEDORA?
Como padre llevo tiempo dándole vueltas, leyendo, investigando y experimentando sobre cómo ayudar a mi hijo a desatar su potencial emprendedor, y sobre todo, desarrollar una actitud emprendedora en la vida. Hay muchos ejemplos y conclusiones que poco a poco iré desgranando, pero en este post quería compartir los “grandes bloques” que he identificado (como descargo diré que no soy psicólogo ni nada similar)
Para mi la clave no es empeñarse sí o sí en inculcar una educación emprendedora a nuestros hijos (aunque desde luego mal no les va a hacer), sino saber reconocer los rasgos emprendedores en ellos y aprender a potenciarlos. Para ello, la base filosófica es:
Tu trabajo como padre no es darle siempre que lo pida un pescado, sino enseñarles a pescar… desde pequeño.
No hay nada más valioso para la raza humana que aquellos de sus miembros que deciden ir un paso más allá, dejar de quejarse y arremangarse para solucionar aquellas cosas que creen que no funcionan… así que ¿por qué no nos esforzamos en que haya más emprendedores?. Hasta no hace mucho se ha considerado a los emprendedores como una rara excepción, casi diría una mutación del ser humano normal… pero hemos dado un paso adelante, y nos hemos dado cuenta que es un proceso repetible… y ¿cuales son los grandes bloques que deberíamos trabajar con ellos?:
Buscar y perseguir objetivos: Debemos enseñar a nuestros hijos a luchar por sus metas, y nada mejor que empezar enseñándoles a fijar sus propios objetivos y a perseguirlos… ya que nada mejor que pelear por los sueños de uno mismo para entender el valor de pensar a largo plazo y de esforzarse.
Cambiar los “no puedes” por los “¿puedes?”: Muchas veces la principal barrera como decíamos antes somos los padres, que con nuestra mejor intención evitamos que se lastimen, les decimos qué es posible y qué no, y sobre todo, nos pasamos el día diciéndoles lo que no deben hacer en lugar de ayudarles a descubrir y experimentar. Es mejor hacer que ellos tomen sus propias decisiones, haciéndoles reflexionar.
Tenacidad y cultura del esfuerzo: Una de las características clave que debemos potenciar en nuestros hijos es la resistencia a la frustración, demostrándoles que si se esfuerzan y son constantes acabarán consiguiendo sus objetivos… ya que dependen sobre todo de ellos. Y deben saber que para ello deben esforzarse y sudar, así que aunque nos cueste debemos evitar que aflore nuestra vena paternalistas y hacer las cosas por ellos.
Aprender a equivocarse: Otro de los temas que creo clave es no corregirlos cada vez que dicen que van a hacer algo sólo porque nosotros sabemos (o creemos que sabemos) que es imposible. Primero hay que dejarles equivocarse, y luego nunca jamás decirles “te lo dije”… sino “No te preocupes, no pasa nada. ¿Que has aprendido?”. Incluso es posible que nos den una sorpresa y consigan hacer lo que pensábamos que era imposible.
Encontrar sus propias respuestas: Nos hemos acostumbrado a explicarles a nuestros hijos cómo son las cosas, si dibujan un elefante verde con paciencia le decimos que el elefante está mal, que los elefantes son de otro color… lo que a la larga acaba socavando su propia imaginación y creatividad, como vemos en la genial historia la flor roja con el tallo verde.
Creatividad al resolver problemas: Es habitual que cada vez que el niño lance la más mínima pregunta sobre cómo funciona algo nos afanemos a responderle en detalle… lo que no les ayuda a pensar y sacar sus propias conclusiones. De forma similar, al enfrentarse con un problema no debemos darle inmediatamente la solución (lo más rápido y cómodo para nosotros), sino ayudarle a plantearse cómo se podría resolver. No le des las respuestas correctas, deja que el encuentre las suyas.
Desafiar su capacidad: Muchas veces la educación tradicional aburre profundamente a los niños, que se desmotivan con los métodos repetitivos y basados en la memoria. El espíritu emprendedor se fortalece a base de desafíos, juegos y competiciones… así que ayuda a tu hijo planteándole desafíos, por ejemplo, animándole a reconocer oportunidades buscando cosas que no funcionan bien (o lo podrían hacer mejor).
Predicar con el ejemplo: No sirve de nada que intentemos inculcar ciertos valores y actitudes en nuestros hijos si al final nosotros no los seguimos. Nuestros hijos son muy listos, y saben detectar perfectamente cuándo somos coherentes y cuándo no… así que predica con el ejemplo. Eso no quiere decir que tu tengas que ser emprendedor, sino que adoptes los mismos valores que intentas que él adopte.
Estas son sólo algunas de los temas que podemos trabajar con nuestros hijos para que se asiente en ellos una actitud emprendedora ante la vida. Ojo con cambiar todas estas actitudesy experiencias por palabras (“debes emprender”, “ser emprendedor es mejor que trabajar para otro”…etc). Déjales que saquen sus propias conclusiones sintiendo lo que es emprender, ya que si no es posible que consigas justo lo contrario.
Uno de los videos imprescindibles sobre el tema es “Las escuelas matan la creatividad” de Sir Ken Robinson (si no lo has visto deberías):