¿Qué le sucede a una marca que no asimila el cambio? – Caso Blackberry

De manera muy breve señor lector expondremos a usted a través de las presentes palabras, un ejemplo de lo que sucede a las marcas que aún alcanzando la cúspide no asimilan que el cambio en el universo empresarial es una constante, y que la falta de flexibilidad, adaptación y pensamiento a largo plazo; junto con el craso error de creerse inexpugnable, cuestan tanto como no imaginan.

Blackberry, una empresa tecnológica que lleva ya unos buenos años en este mercado, vivió una época dorada cuando gran parte de la población mundial asimiló la importancia de la internet, haciendo surgir la necesidad de portabilidad. Ésta compañía por medio de sus dispositivos logró entregar al mundo un novedoso producto que permitía el acceso a internet, la recepción de correos y demás funcionalidades; desde el lugar que su portador desease, dándose el lujo de ser pionero en la venta de uno de los avances tecnológicos más significativos de los últimos tiempos.


Las altas utilidades por ventas y el efímero sabor del éxito fueron entonces consecuencia inevitable; tan inevitable, como la caída a causa de los factores que puntualizaremos a continuación:


Dormirse en los laureles: Blackberry se desentendió del cambio que es perenne en el escenario empresarial, sobre todo en el de índole tecnológica.


Su empresa se convirtió en un lento gigante: El gran Peter Drucker en algún momento lo mencionó, cuando hacía referencia, en ese entonces, a las empresas del futuro; refiriéndose a las de hoy: “Las empresas deberán ser flexibles, pues la capacidad de cambiar y moverse rápido serán un factor fundamental para sobrevivir en los agresivos mercados”.


No pensar a largo plazo: Su falta de proyección los tiene hoy apenas recordando lo que fueron sus días de gloria.


Creerse invencible: El peor error en cualquier clase de competencia es el subestimar al rival o el exceso de confianza; más cuando sus rivales llevan el nombre de Apple o Samsung.

Son entonces aquellos errores los que en forma peyorativa –válida sea la aclaración- se convierten en el cáncer de las empresas; que silenciosos actúan, mientras éstas ignorantes apenas si sienten, hasta encontrarse de frente con los problemas hechos gigantes y de muy compleja resolución; lo sabe Yahoo, lo sabe Nokia, lo saben muchas otras viejas glorias.

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