La publicidad tiene como primer objetivo llamar la atención, al conseguirlo podríamos decir que estamos en camino hacia el logro del objetivo final que sería la acción de compra. El cerebro recibe una gran cantidad de estímulos pero lo cierto es que no tiene la capacidad de atender a todos ni con la misma intensidad, por ello el cerebro selecciona el estímulo al cual debe atender. Acá cobra importancia una estructura clave para este proceso, el tálamo, el cual funciona como filtro frente a los estímulos recibidos (a excepción del olfato) y dejará pasar aquellos que considere relevante. Un consumidor al observar un anuncio gráfico recibe un estímulo visual que llegará al tálamo y éste lo dejará pasar dependiendo de la importancia que tenga para el consumidor.
Estímulos como color, tamaño, inclusive otros anuncios, competirán por la atención que a su vez se procesará junto a la información que ya está almacenada en la memoria (experiencias, recomendaciones) y que lo llevará a tomar la decisión final de compra. Cabe resaltar la importancia del aspecto emocional ya que tiene la cualidad de pasar por el tálamo con total facilidad y así tener grandes posibilidades de quedar en la memoria a largo plazo de los consumidores.
