Es bien entendido hoy en día que el empredimiento es más que un modelo de negocio o una forma de ganar dinero, es un estilo de vida. A esta “Cultura del emprendimiento” se ha sumado una alta dosis de motivación que se ha expandido hasta las áreas de trabajos tradicionales. Lo anterior fue alimentado por grandes historias de personas que alcanzaron el éxito en situaciones adversas y que hoy funcionan como el foco de inspiración para las futuras generaciones. Seminarios, talleres, cursos, artículos, vídeos, libros, una enorme variedad de formas se han alzado en pro de llevar estas historias y motivaciones a las manos de los emprendedores los cuales devoran este contenido y lo difunden en sus círculos sociales. La pregunta es ¿es esto bueno?
La verdad es que no. Toda esta información motivacional, aunque necesaria, se ha convertido en “Placebos Emocionales”. Entiéndase por placebo por “ Sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz". Este efecto describe a la perfección lo que está ocurriendo con los emprendedores. Comparten, comentan y adornan sus redes con excelente energía e inspiración, pero al preguntarles sobre sus negocios muchos siguen a la espera del momento preciso, de la llegada de las musas y la alineación de los planetas, otros no tienen mucha idea de lo que realmente están haciendo.
En grupos y foros de emprendimiento lo que menos existe es contenido que brinde tips, ideas, estrategias empresariales, entre otras cosas. Sí, se realiza un trabajo de networking (generación de contactos) y encuentran personas que pueden asistirlos con sus servicios, pero este no es siempre el caso. Mucha motivación y muy poca acción.
¿Cuáles han sido las consecuencias de esto?
Las personas se sienten felices, renovadas y que realmente están avanzando cuando inundan sus espacios con toda esta motivación desproporcionada, pero todo eso se convierte en un bienestar momentáneo, porque al revisar su historial descubren que han pasado más tiempo motivándose que produciendo.
Este es un llamado (muy motivacional de hecho) a todos aquellos que realmente sienten esa chispa de emprendedor. Empiecen, den el primer paso, en vez de compartir las historias y frases de grandes emprendedores y empresarios, comiencen a actuar para que su propia historia sea la que se cuente.
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