En los inicios eran un ejercicio de tradición oral, con profesores rodeados de alumnos a los que dictaban clases. El libro todavía no se había inventado.
Se inventa una vez que las universidades ya están instituidas como organizaciones, y eso genera un tremendo conflicto. Algunos profesores temían que el libro iba a traicionar el sentido de la universidad, que iba a permitirle al alumno salir del tutelaje del profesor e investigar por su cuenta y que, al hacerlo, se iba a perder en el camino.
La segunda gran transformación es la gran revolución de las computadoras, la era de la información.
Hoy en día, la Universidad de Harvard y el MIT han puesto el contenido de todos sus cursos en línea, gratis. Lo que antes se suponía que solo el profesor sabía, hoy día está en Internet. Entonces, en este momento está de nuevo en debate la pregunta sobre qué cosa es una universidad.
Eso obliga a un análisis válido para todas las universidades en el mundo.
¿Qué encuentra uno cuando desarma una Universidad?
Creo que hay cuatro componentes esenciales que le dan sentido:
En primer lugar, es una institución que da diplomas,como una empresa de certificación, aunque en el Perú esa función ha sido maltratada en los últimos veinte o treinta años por instituciones que son fábricas de diplomas sin contenido.
Una segunda función es la difusión del conocimiento, que evidentemente se está transformando, porque ahora uno puede tener el mejor profesor de química en línea
La tercera función la represento con la idea de la plaza pública, es decir, es el sitio donde los alumnos comparten vivencias, aprenden a ser jóvenes, a enamorarse, a ilusionarse con la política, a entender el mundo.
La cuarta función es la búsqueda de la verdad, la investigación, las ventanas a otras realidades. En este momento, los mayores avances se están generando en la intersección de áreas del conocimiento: no hace mucho le dieron el Premio Nobel de Economía a un psicólogo.
La reacción natural de un economista sería:“¿Qué sabe este de Economía? A ver, que vaya a la pizarra y que explique el equilibrio entre la balanza de pagos y las cuentas fiscales”. Pero no, el Nobel se había acercado al tema económico con una preocupación:
¿Estamos seguros de que el ser humano siempre toma sus decisiones racionalmente?
Un curso fundamental que todavía no se dicta, en ninguna universidad del mundo, es cómo aprender a preguntar, y en realidad esa es la herramienta más poderosa.
Autor: Felipe Ortiz de Zevallos
Autor: Felipe Ortiz de Zevallos