En América Latina es común que las empresas logren innovar, en mayor o menor grado, sin necesidad de contar con procesos formales. A esta forma de innovar la llamamos “el chispazo”, en donde una persona identifica una idea interesante y lucha contra viento y marea para obtener recursos, derribar obstáculos e implementarla.
Son verdaderos “héroes de la innovación”, que se ven forzados a crear su propio proceso para cada idea. Aunque esto puede funcionar para algunas organizaciones, crear procesos individuales de innovación desperdicia muchos recursos e incrementa el tiempo desde que se tiene la idea hasta que se lanza al mercado (nuevos productos o negocios), o se implementa en la organización (nuevos procesos).
Nos cuesta imaginar una empresa en donde cada persona o departamento sea libre de inventar su propio proceso para emitir una orden de compra, o para llevar la contabilidad.
Bajo esa lógica, si existen procesos formales para las funciones de ventas, finanzas, compras y recursos humanos, también debe existir un proceso para la innovación.
Tome en cuenta que la falta de procesos formales de innovación hace que:
• La innovación dependa de unas pocas personas:
Si los héroes de la innovación se van de la empresa, la innovación desaparece. Es decir, la innovación no es una capacidad organizacional que se gestiona y sistematiza.
• La innovación no sea repetible: La gente no conoce los pasos necesarios para desarrollar un proyecto de innovación de forma exitosa.
• La innovación no sea escalable: No es fácil encontrar héroes de la innovación. Son pocas las personas que tienen las habilidades, el coraje y el deseo de luchar contra el sistema para implementar una innovación.
Lamentablemente, muchas personas creen que la innovación, por su naturaleza, debe ser una actividad libre, donde no hay reglas y cualquier cosa puede suceder. En otras palabras, imposible de sistematizar.
No obstante, después de observar y participar en cientos de proyectos, tanto exitosos y fallidos, hemos llegado a la conclusión de que la innovación se beneficia mucho de contar con cierta estructura y disciplina, con un proceso que lo guíe a uno paso a paso hasta alcanzar un objetivo.
Son pocas las empresas de América Latina que cuentan con procesos sistemáticos de innovación. Como resultado, los gerentes tienden a quejarse de que sus programas producen ideas de baja calidad, sin un verdadero impacto económico, o que sus tiempos de desarrollo son muy altos.
Dentro de los beneficios de contar con un proceso de innovación
encontramos:
• Mayor velocidad al mercado (time to market)
• Mayores tasas de éxito en el lanzamiento de nuevos productos
• Menores errores, desperdicio y retrabajo en los proyectos de innovación (y su correspondiente reducción de costos)
• Mayor alineamiento y colaboración entre las diferentes áreas del negocio
• Más eficiencia en la asignación de los recursos escasos de la empresa en los proyectos correctos A nivel mundial, las estadísticas revelan que entre el 80% y el 95% de los nuevos productos fracasan10.
Existen muchas razones por las cuales esto sucede, pero una de las más importantes es la ausencia de un proceso de innovación robusto. Todas las organizaciones tienen una enorme oportunidad de mejorar las probabilidades de éxito de sus proyectos de innovación si implementan los procesos y las metodologías adecuadas.
¿Cuál es el proceso que se debe seguir para innovar?
No existe un proceso universal que se adapte a las necesidades de todas las empresas. Sin embargo, es ampliamente conocido que un proceso de innovación pasa por cinco etapas fundamentales. Estas son:
1. Identificar oportunidades de innovación
2. Generar ideas creativas
3. Evaluar las ideas
4. Desarrollar el proyecto de innovación
5. Lanzar y comunicar la innovación
ETAPA #1
Identificar oportunidades de innovación
Para que la innovación sea verdaderamente exitosa, debe estar basada en una oportunidad que exista en el mercado, y alinearse con la estrategia empresarial. Estas oportunidades suelen aparecer en la intersección entre las necesidades del cliente, las tendencias del mercado y las capacidades de la empresa.
ETAPA #2
Generar ideas creativas
Una vez que se ha identificado una oportunidad de innovación, se deben generar ideas creativas para aprovecharla. Las ideas creativas pueden venir de cuestionar cómo hacemos las cosas, de inspirarnos en empresas de otras industrias que resolvieron problemas similares, o simplemente de ver el reto desde una perspectiva diferente. Existen muchas metodologías para apoyar la generación de ideas creativas; más adelante analizaremos algunas.
ETAPA #3
Evaluar las ideas
Como los recursos de la empresa tienden a ser escasos, no hay tiempo ni dinero que alcance para implementar todas las ideas que se generan.
Por esta razón, las ideas deben evaluarse para seleccionar las que tengan mejores probabilidades de producir valor. Generalmente, las ideas se evalúan a través del desarrollo de un caso de negocios, y aquellas seleccionadas para implementarse se convierten en proyectos de innovación.
ETAPA #4
Desarrollar el proyecto de innovación
En esta etapa se transforman las ideas en productos y servicios, comúnmente a través de prototipos. Los prototipos han demostrado ser muy útiles para probar y validar los nuevos conceptos con los clientes o usuarios en pequeña escala, a bajo costo y bajo riesgo para la empresa, antes de lanzarlos al mercado.
ETAPA #5
Lanzar y comunicar la innovación
Una vez que una idea ha sido desarrollada, es necesario lanzarla al mercado, comunicarla y comercializarla (innovación para el cliente final), o realizar los cambios en los procesos internos de la empresa (innovación de procesos). Durante esta etapa se miden los resultados económicos, para evaluar si verdaderamente la innovación agregó valor a la empresa, y se capturan las lecciones aprendidas del proyecto.
Este proceso aplica tanto para innovaciones de nuevos productos, servicios o negocios, que están orientadas a satisfacer el cliente externo de la empresa, como para innovaciones de procesos, orientadas a lo interno.
El énfasis que le daremos en este capítulo será hacia un proceso para innovaciones que tienen un impacto sobre los clientes externos de la empresa, sean estos sus clientes directos (canales de distribución) o el consumidor final.
Fuente: Mario Morales (INNOVARE)