COMPORTAMIENTO Y TENTACIÓN AL COMPRAR CON TARJETAS DE CREDITO

Aunque para la mayoría de las personas las tarjetas de crédito son muy cómodas como medio de pago,para algunas son su perdición. Les resulta sencillamente imposible evitar comprar impulsivamente pa­gando a crédito, por lo que suelen tomar decisiones financieras erróneas, alejadas de sus posibilidades.

En los últimos años,  los medios de pago han  proliferado significativamente.  Los clientes tienen  la opción de pagar sus compras con efectivo,  cheque,  tarjeta  de crédito o de débito,  domiciliación bancaria transferencias o  moneyorders, cheques viajero,  certificados regalo,  tarjetas regalo,  cupones descuento o tarjetas de puntos.  La irrupción del comercio electrónico ha traído, además, el crecimiento de un  nuevo modo de pago como PayPal.

Pagar con tarjetas de plástico altera  significativamente el concepto del desembolso y modifica el cálculo en  los  aspectos financieros de  la  decisión. Cuando  se  paga  una  compra  en  efectivo,  el intercambio involucra  una cierta  pérdida inmediata.  El  pago con tarjeta de crédito hace a  la transacción abstracta, por lo que disminuye el sentimiento de dispendio.

Los experimentos por resonancia magnética funcional (IRMf) demuestran que
los pagos mediante tarjeta de crédito reducen la actividad en la ínsula, el área del cerebro asociada con sentimientos negativos.  Sería como una  especie de anestesia al  miedo ocasionado  por el  desembolso;  así seguir gastando sería algo natural.

La  tarjeta  de crédito  produce  un  flujo específico en  el  cerebro.  Se  basa  en  las  emociones que
sobrevaloran el beneficio inmediato (compra de un traje o de un televisor) sobre el coste de gas­tos futuros (interés financiero).  Los sentimientos  humanos  se encandilan ante la  posibilidad  de un disfrute instantáneo,  desechando las posibles consecuencias financieras posteriores a  la decisión.

El cerebro emocional parece desatender a aquellos aspectos como intereses o gastos financieros.
el impulso encuentra  baja  resistencia,  se  paga  a  crédito y  luego  se analiza  cómo enfrentar más tarde el importe de la compra.

Comprender los circuitos del cerebro vinculados a  la tentación es  una  de las  mayores ambiciones científicas para  los estudiosos del comportamiento.

Concretamente Jonathan  Cohén,  neurocientífico de la  Universidad de Princeton,  ha  producido significativos adelantos,  diagnosticando las  regiones específicas responsables de  la atracción  hacia  las tarjetas de crédito y de créditos subprime.

Un reciente experimento consistió en utilizar imagen por resonancia magnética funcional (IRMf) y hacer
que una serie de individuos decidieran entre un cupón de regalo de Amazon de bajo valor que se podía
obtener inmediatamente versus otro de mayor cuantía que estará disponible entre dos y cuatro semanas.  Las dos opciones activaron distintos sistemas neuronales. Cuando los individuos contemplaban el cupón de «futuro», las áreas  más activas eran  las asociadas con la planificación racional (corteza pre­frontal).  Esas áreas  implican  paciencia, esperar  hasta obtener  la  mejor  recompensa.  Por el contrario,
cuando  los sujetos  pensaban en  la  recompensa  inmediata,  las áreas  relacionadas con  las emociones
(núcleo accumbens)  eran  las que se activaban.

Estas áreas  impulsan a  un  individuo a constituir  una hipoteca cuyo valor está  por encima de sus  posibilidades de  pago, o a  utilizar discrecional mente  una tarjeta de crédito, cuando debería ahorrar para su jubilación. Esas áreas del cerebro quieren el premio y lo desean ahora.

El descubrimiento tiene implicaciones importantes en  neuromarketing.  En  principio individualiza
el centro neuronal  de la  mayoría  de los errores financieros.  Cuando el autocontrol  se deteriora  y
se opta  por la  recompensa que luego es difícil de afrontar,  el cerebro racional  ha  perdido la  batalla.

Si el cerebro «ve» algo que le agrada,  tiene  serias dificultades para esperar obtenerlo  (impaciencia  límbica).

Las marcas pueden obtener ventaja  de esta tentación.  Ofertas de financiación  con  bajo  nivel de
desembolso inicial que luego se incrementa a  largo plazo o descuentos promocionales mediante
el  uso  de tarjetas  regalo  pueden  resultar tácticas  interesantes.

 Según  un  estudio de  American Express este tipo de tarjetas  se  ha  expandido  significativamente en  los  últimos años,  y  se  usan como incentivos para el  propio personal de ventas (78%),  revendedores (57% ), clientes (77% ) y empleados (67% ) .

De hecho, algunos neuroeconomistas y especialistas en neuromarketing investigan conjuntamente y en  profundidad esta orientación creciente de utilización de los medios de pago,  usando IRMf
para  apoyar una  nueva  filosofía  política,  conocida  como  «paternalismo asimétrico».  La  idea  es
simple:  crear políticas e incentivos que contribuyan a que las personas triunfen  sobre los propios
impulsos irracionales y tomen  mejores y más prudentes decisiones.

Fuente: fusión perfecta del neuromarketing

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